La Profecía Autocumplida: Creencias que Moldean la Realidad

La profecía autocumplida es un fenómeno psicológico que describe cómo las creencias o expectativas de una persona pueden influir en su propio comportamiento o en el de los demás, llevando a la realización de esas mismas expectativas. Es un concepto clave en la psicología social, pues revela la manera en que nuestras percepciones y actitudes pueden afectar no solo nuestras acciones, sino también la realidad que nos rodea. En este artículo, exploraremos qué es la profecía autocumplida, cómo funciona, y sus efectos en distintos contextos, como la educación, las relaciones interpersonales y el ámbito laboral.

Antes de continuar, te invito a leer el cuento de Gabriel García Márquez:

Imagínese usted un pueblo muy pequeño donde hay una señora vieja que tiene dos hijos, uno de 17 y una hija de 14.

Está sirviéndoles el desayuno y tiene una expresión de preocupación.

Los hijos le preguntan qué le pasa y ella les responde:

«No sé pero he amanecido con el presentimiento que algo muy grave va a sucederle a este pueblo».

El hijo se va a jugar al billar, y en el momento en que va a tirar una carambola

sencillísima, el otro jugador le dice:

«Te apuesto un peso a que no la haces».

Todos se ríen. Él se ríe. Tira la carambola y no la hace.

Paga su peso y todos le preguntan qué pasó, si era una carambola sencilla

Y él contesta: «es cierto, pero me ha quedado la preocupación de una cosa que me dijo mi madre esta mañana sobre algo grave que va a suceder a este pueblo».

Todos se ríen de él y él que se ha ganado su peso regresa a su casa, donde está con su mama, o una nieta o en fin, cualquier pariente, feliz con su peso dice y comenta:

-Le gané este peso a Dámaso en la forma más sencilla porque es un tonto.

-¿Y por qué es un tonto?

-Porque no pudo hacer una carambola sencillísima estorbado con la idea de que su mamá amaneció hoy con la idea de que algo muy grave va a suceder en este pueblo.

Y su madre le dice:

– No te burles de los presentimientos de los viejos porque a veces salen.

Una pariente oye esto y va a comprar carne.

Ella le dice al carnicero:

«Deme un kilo de carne» y en el momento que la está cortando, le dice: Mejor

córteme dos, porque andan diciendo que algo grave va a pasar y lo mejor es estar

preparado».

El carnicero despacha su carne y cuando llega otra señora a comprar un kilo de carne, le dice:

«mejor lleve dos porque hasta aquí llega la gente diciendo que algo muy grave va a

pasar y se están preparando y comprando cosas».

Entonces la vieja responde: «Tengo varios hijos, mejor deme cuatro kilos…»

Se lleva los cuatro kilos y para no hacer largo el cuento, diré que el carnicero en

media hora agota la carne, mata a otra vaca, se vende toda y se va esparciendo el

rumor.

Llega el momento en que todo el mundo en el pueblo está esperando que pase algo.

Se paralizan las actividades y de pronto a las dos de la tarde.

Alguien dice:

-¿Se ha dado cuenta del calor que está haciendo?

-¡Pero si en este pueblo siempre ha hecho calor!

Tanto calor que es pueblo donde los músicos tenían instrumentos remendados con brea y tocaban siempre a la sombra porque si tocaban al sol se les caían a pedazos.

-Sin embargo -dice uno-, a esta hora nunca ha hecho tanto calor.

-Pero a las dos de la tarde es cuando hace más calor.

-Sí, pero no tanto calor como ahora.

Al pueblo desierto, a la plaza desierta, baja de pronto un pajarito y se corre la voz:

«Hay un pajarito en la plaza».

Y viene todo el mundo espantado a ver el pajarito.

-Pero señores, siempre ha habido pajaritos que bajan.

-Sí, pero nunca a esta hora.

Llega un momento de tal tensión para los habitantes del pueblo, que todos están

desesperados por irse y no tienen el valor de hacerlo.

-Yo sí soy muy macho -grita uno-. Yo me voy.

Agarra sus muebles, sus hijos, sus animales, los mete en una carreta y atraviesa la

calle central donde todo el pueblo lo ve.

Hasta que todos dicen: «Si este se atreve, pues nosotros también nos vamos».

Y empiezan a desmantelar literalmente el pueblo.

Se llevan las cosas, los animales, todo.

Y uno de los últimos que abandona el pueblo, dice: «Que no venga la desgracia a caer sobre lo que queda de nuestra casa», y entonces la incendia y otros incendian también sus casas.

Huyen en un tremendo y verdadero pánico, como en un éxodo de guerra, y en medio de ellos va la señora que tuvo el presagio, le dice a su hijo que está a su lado: «¿Vistes mi hijo!, que algo muy grave iba a suceder en este pueblo?»

¿Qué es la Profecía Autocumplida?

El concepto de profecía autocumplida fue introducido por el sociólogo Robert K. Merton en 1948. Merton la definió como «una falsa definición de una situación que provoca un nuevo comportamiento, haciendo que la falsa concepción se vuelva verdadera». En otras palabras, cuando una persona tiene una expectativa (ya sea positiva o negativa) sobre una situación o persona, esa expectativa puede influir en la manera en que actúa, creando las condiciones para que el resultado previsto se convierta en realidad.

El Proceso de la Profecía Autocumplida

El proceso de una profecía autocumplida generalmente sigue tres pasos:

1.Creencia o expectativa inicial: Una persona tiene una expectativa o creencia sobre una situación, otra persona o incluso sobre sí misma.

2.Influencia de la creencia en el comportamiento: La expectativa inicial afecta cómo la persona se comporta o interactúa. Esta influencia puede ser consciente o inconsciente y a menudo involucra cambios sutiles en la comunicación no verbal, el tono de voz o la actitud.

3.Resultado que confirma la expectativa: La respuesta de los demás o el entorno al comportamiento de la persona tiende a coincidir con la expectativa original, lo que a su vez refuerza la creencia inicial, cerrando el ciclo.

Por ejemplo, si un estudiante entra a una clase convencido de que es «malo en matemáticas», esta creencia puede llevarlo a sentirse nervioso, evitar participar en clase y no pedir ayuda cuando lo necesita. El resultado es un mal rendimiento en exámenes, que confirma su creencia original de no ser competente en la materia.

La Profecía Autocumplida en el Contexto Educativo: El Efecto Pigmalión

Uno de los estudios más conocidos sobre la profecía autocumplida es el experimento de Rosenthal y Jacobson, realizado en 1968. Este estudio, conocido como el Efecto Pigmalión, mostró cómo las expectativas de los maestros influían en el rendimiento de sus estudiantes. Rosenthal y Jacobson informaron a los maestros que ciertos estudiantes, seleccionados al azar, eran «superdotados» y que se esperaba un crecimiento académico excepcional de ellos.

Sin que los maestros fueran conscientes, cambiaron sutilmente su comportamiento hacia esos estudiantes. Les ofrecían más atención, les daban retroalimentación más positiva y les brindaban oportunidades de aprendizaje más desafiantes. Al final del año, estos estudiantes mostraron un rendimiento académico significativamente superior al de sus compañeros, simplemente porque los maestros esperaban que sobresalieran. Este fenómeno mostró que las expectativas de los maestros no solo predicen el rendimiento de los estudiantes, sino que también pueden influir directamente en su desarrollo académico.

El Efecto Pigmalión tiene implicaciones profundas para la educación. Si los maestros tienen expectativas negativas sobre ciertos estudiantes —debido a prejuicios, historial académico o estereotipos—, es probable que actúen de manera que limite el desarrollo de estos alumnos, confirmando sus expectativas negativas. Por otro lado, tener expectativas altas puede ser una herramienta poderosa para motivar a los estudiantes a alcanzar su máximo potencial.

La Profecía Autocumplida en el Ámbito Laboral: El Efecto Galatea

En el ámbito laboral, la profecía autocumplida se manifiesta a través de lo que se conoce como el Efecto Galatea. Este fenómeno describe cómo las expectativas que una persona tiene sobre su propio rendimiento afectan sus resultados. Un empleado que cree firmemente en su capacidad para tener éxito y recibir una promoción es más probable que tome iniciativas, trabaje con motivación y desarrolle un liderazgo proactivo. Estos comportamientos incrementan las probabilidades de éxito, confirmando su expectativa inicial.

Por el contrario, un empleado que duda de sus propias habilidades y no cree en sus capacidades puede actuar con inseguridad, evitar asumir riesgos y tener un desempeño por debajo de sus posibilidades. Estas conductas no solo afectan la percepción de sus supervisores, sino que también disminuyen sus oportunidades de avanzar en su carrera.

El Efecto Galatea sugiere que, para maximizar el rendimiento de los empleados, no solo es importante establecer expectativas positivas, sino también fomentar una autoestima y una autoeficacia sólida en ellos. A diferencia del Efecto Pigmalión, donde las expectativas de otros influyen en el comportamiento, el Efecto Galatea enfatiza el papel de las expectativas que la persona tiene de sí misma.

La Profecía Autocumplida en las Relaciones Interpersonales ❤

Las profecías autocumplidas también desempeñan un papel crucial en las relaciones personales. Si una persona entra en una nueva relación romántica creyendo que «ninguna relación dura para siempre», es probable que actúe con escepticismo, se distancie emocionalmente y evite compromisos serios. Este comportamiento, a su vez, puede provocar conflictos y malentendidos que, eventualmente, llevan a la ruptura, confirmando así su creencia inicial.

Por otro lado, si una persona cree que su pareja es afectuosa y confiable, probablemente se comportará de manera más abierta y amorosa, lo que fomenta la reciprocidad y fortalece la relación. Estas expectativas positivas crean un entorno de confianza y apoyo mutuo, demostrando cómo las creencias sobre los demás pueden influir en el desarrollo de la relación.

La Profecía Autocumplida y la Autoestima

La autoestima también se ve influenciada por la profecía autocumplida. Las creencias que las personas tienen sobre sí mismas pueden ser un reflejo de cómo piensan que los demás las ven. Si alguien crece en un entorno donde se le ha dicho repetidamente que no tiene valor o que es incapaz de lograr grandes cosas, es probable que adopte estas creencias y actúe en consecuencia. La falta de confianza puede llevar a la procrastinación, la evitación de desafíos y, finalmente, a un ciclo de bajo rendimiento que perpetúa estas percepciones negativas.

Rompiendo el Ciclo de la Profecía Autocumplida

Afortunadamente, es posible romper el ciclo de las profecías autocumplidas. La clave está en tomar conciencia de nuestras expectativas y creencias, y cuestionarlas antes de que influyan en nuestro comportamiento. Algunas estrategias efectivas para cambiar el curso de una profecía autocumplida son:

1.Reformular las creencias negativas: Si te descubres pensando en términos absolutos como «siempre fracaso» o «nunca me va bien», intenta reemplazar esas creencias con declaraciones más equilibradas, como «puedo mejorar con esfuerzo» o «las dificultades son oportunidades de aprendizaje».

2.Fomentar expectativas positivas: Tanto para uno mismo como para los demás. En lugar de enfocarse en lo que no se puede hacer, concéntrate en las fortalezas y en los pasos concretos que pueden llevar a un resultado positivo.

3.Crear un entorno de apoyo: Rodéate de personas que refuercen expectativas positivas y que te alienten a alcanzar tus metas. A menudo, las creencias de los demás pueden tener un impacto profundo en cómo te ves a ti mismo.

En conclusión, la profecía autocumplida es un fenómeno poderoso que muestra cómo nuestras expectativas, ya sean conscientes o inconscientes, pueden dar forma a la realidad. Al entender este concepto y aprender a manejar nuestras propias creencias, podemos influir positivamente en nuestras vidas y en las de quienes nos rodean.